Las manos han sido y son mi mejor herramienta. Con ellas pinto, esculpo, creo y elaboro mis sueños. Desde niña en Bogotá, Colombia, ciudad donde nací, no me importaban las manchas de pintura, los restos de arcilla ó de arena, ni el tiempo que podía gastar en una de mis creaciones, lo que en realidad me importaba era el resultado: mi gran obra final.
Estudié diseño gráfico y lo he ejercido durante los últimos 12 años de mi vida, lugares donde siempre busqué como acercarme a la joyería y aprenderla.
Encontré como aprender este arte, con la gente que siempre pensé era la precisa, y fue ahí, junto a los artesanos en el año 2005, donde aprendí a moldear y soñar en medio del metal para convertir todos esas ideas en formas, colores y texturas.
Cada vez que me sumerjo a trabajar, a esculpir con mis manos una pieza, tengo claro que mi mayor satisfacción es ver luego de elaborarla, como se emociona la persona que la porta y como toma identidad. Eso es felicidad.
México D.F., 2012